Los proveedores de Internet (ISP) mantienen un sistema de caché de nombres DNS a fin de evitar las solicitudes repetitivas y reducir el gasto de tráfico innecesario en la red.
Por lo tanto, cuando una página se encuentra en los servicios que utilizan este sistema, hay una búsqueda de DNS en Internet y este se almacena en la memoria caché durante un período determinado para las futuras solicitudes similares.
Esto significa que cuando hacemos un cambio de DNS para atender la zona, estos servicios siguen consultando el DNS antiguo guardado en cache y el acceso a la dirección antigua.
Este caché es renovado, por lo general entre las 2 horas o hasta 72 horas de acuerdo a cada proveedor, y que puede dilatarse dependiendo la constancia en que se utiliza el servidor anterior. A menor uso, mayor tiempo de propagación. Aun así, esto puede variar de acuerdo a cada configuración establecida.
No es posible hacer una "sincronización de cambios de los DNS inmediatamente", y no se debe considerar como un error, sino como un proceso de propagación de su actual proveedor de internet, el cual no actualiza instantaneamente los cambios de Servidor a Servidor, (DNS). Esto suele corregirse de manera automática en un promedio de 24-72 horas.